SE HIZO REALIDAD

 
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Me encanta escribir desde pequeñita y la idea de crear un blog es algo que me hace mucha ilusión. Hablar de distintos temas no sólo de la marca, sino también de bodas, moda… 

Hoy me apetecía presentarme y que me conozcáis un poquito más. De esa manera sabéis quien esta detrás de la pantalla y en el caso que nos elijáis para vuestro vestido de novia o invitada, saber quien guiará todo vuestro proceso.

Me llamo Mireia Balaguer Manrique, tengo 27 años. Nací el 2 de octubre, soy libra y muy libra, me siento muy identificada con mi signo, tanto que llevo tatuada su constelación. 

Vivo con mi pareja desde hace dos años, llevamos 10 años juntos y ¡Nos casamos el año que viene! Me hace infinita ilusión y dedicándome a lo que me dedico pues… no paro de soñar con mi vestido de novia. Mi pareja y yo no vivimos solos, esta mi bebé perruna Dana, una chihuahua de pelo largo, a la que amo. 

Desde pequeñita me ha interesado la moda, la organización de eventos y escribir. Recuerdo tener una libreta donde intentaba dibujar prendas que veía en revistas y soñaba con se diseñadora. ¿Y mi pasión por las bodas? No os lo vais a creer… y creo que nunca lo he comentado, pero empezó viendo la película Planes de boda de Jennifer López. ¡En ese momento quise ser Wedding Planner! 

La película despertó en mí la pasión por las bodas y empecé a ver programas que seguro que muchas habéis visto como ‘Di sí al vestido’ donde las novias iban a tiendas enormes llenas de vestidos y las aconsejaban para elegir su vestido perfecto. Había otro programa que no recuerdo el nombre, donde el conductor del programa acompañaba a la novia en todo el proceso dando varias opciones y viendo los gustos de la novia, pero luego elegía él! Todo era sorpresa para los novios. Parece una tontería, pero al ver estos programas vi unido todo aquello que me gustaba, las bodas y la moda. 

Aunque elegir mi futuro no fue tan fácil, en mi mente estaba periodismo, protocolo y organización de eventos y diseño de moda. Pero al ir al ‘saló del ensenyament’, es un salón que hacen en Barcelona con muchas de las universidades de la zona y con las carreras que ofrecen, me enamoró diseño de Moda. Una carrera no muy convencional, pero al final ¿tienes que hacer lo que te gusta, no? 

Pues terminé bachillerato y empecé moda en Felicidad Duce, ahora se llama LCI Barcelona. Estudié cinco años, donde nos enseñaron muchísimas disciplinas, y es cierto que no es una carrera de estudiar muchísimo, pero son muchos, muchos, muchísimos trabajos semanales, te enseñan el estrés del mundo de la moda desde el principio. 

Desde la perspectiva ha sido una experiencia maravillosa, porque he aprendido muchísimo y he conocido profesores geniales y compañeras que ahora son amigas (incluso una de ellas trabaja conmigo, más adelante os cuento). Pero en ese momento… eran noches y noches sin dormir, acostándome siempre a las tantas, me aficioné al Monster verde para mantenerme despierta, que ahora lo huelo y me da hasta un poco de asquito. 

Es una carrera donde se trabaja muchísimo aunque la gente no lo crea, y al final lo haces porque te apasiona. Pero la verdad… al estar tan encerrada en diseño-patronaje-confección, cuando llegó el momento de elegir optativas me decante por comunicación para salir de ese circulo. Y me encantó periodismo de moda y escaparatismo, me lo plantee seriamente enfocar mi futuro por ese ámbito. 

Pero cuando elegimos prácticas, estuve en un atelier de novias que me recordó de nuevo esa pasión por los vestidos de novia. Ví todo el proceso de crear un vestido, las citas con las clientas, el taller… y me despertó ese gusanillo dormido. Porque durante la carrera los vestidos nupciales y de invitada no se trabajan, es un master o postrado una vez terminas la carrera. Eso, unido al proyecto final, que diseñas 100% una colección a tu gusto, hacer los patrones, prototipos y ves como esa idea que tenías se convierte en algo tangible… ¡es maravilloso! 

Hasta el momento diseñábamos en base a temas, patronábamos modelos que nos daban diseñados para aprender todas las técnicas y los confeccionábamos. Entonces no habíamos vivido ese proceso de 0 a 10, de una prenda diseñada por mí, y me encantó. 

Terminé la carrera e inmediatamente busqué un postgrado en diseño de vestidos de novia para especializarme. Lo hice en IED, fueron meses muy intensos dónde no sólo dimos diseño sino también todo lo que envuelve sector nupcial. Pero quería saber más sobre los vestidos nupciales, y volví a LCI a realizar un curso de especialización de alta costura, con el profe que me acompañó en mi proyecto final. 

En el curso empecé a crear mi primera colección de vestidos de novia, mientras me abría un Instagram profesional (no es mi Instagram actual), y gracias a Instagram y al boca boca algunas chicas me contactaban para hacerle vestidos a medida, y me atreví. Me desplazaba a sus casas o quedábamos en puntos a medio camino, incluso venían a casa (en ese momento en casa de mis padres). Vi que era algo que me gustaba muchísimo y ellas se iban contentas del resultado, pero a la vez  estaba en un proceso de selección para entrar en una empresa (una selección de meses…). 

Fue complicado decidir que hacer, ¿un trabajo en esa empresa o cualquier otra en el apartado de diseño o embarcarme con mi propia marca? Mis padres siempre me han apoyado y no me han condicionado en ninguno de los sentidos ni en mis estudios, ni en el ámbito profesional. Era mi decisión. Y el destino puso un local en alquiler al lado de casa, pequeñito, suficiente para lo que necesitaba y me lancé. 

Pero claro…¡necesitaba una modista! Y mientras arreglábamos el local, la chica que me puso el cartel me comentó que una mamá del cole cosía y lo hacía muy bien. Hablaría con ella para ver si le interesaba y le daría mi teléfono, así fue. Quedamos en el atelier todavía en obras, le expliqué el proyecto y lo que haríamos. Ella cosió un vestido de fiesta, ya que hacía años que se dedicaba a otro sector de la confección y quería probar antes de dar el paso. Lo hizo perfecto. Ella es Marga, muchas la conoceréis y sé que no pude elegir mejor compañera en esta aventura. 

Al empezar con el atelier me abrí mi instagram actual y me puse en contacto con alguna influencer. Anabel Hernández me contestó y me dijo que en el momento que necesitara un vestido especial, me llamaría. Y así fue, dos meses después llego el festival de San Sebastián y me llamó para hacerle el vestido, en tiempo récord, ¡teníamos 2 días! Hablé con Marga y nos lanzamos ha hacerlo, fueron dos noches sin dormir, pero mereció muchísimo la pena, porque ahora ese vestido es nuestro vestido icónico. 

Poquito después inauguramos la tienda, presentando la colección de novia junto a nuestros familiares y amigos. Y el 2 de noviembre abrimos las puertas del atelier, y nos preguntamos ¿Ahora qué?

Pues unos meses más tarde estábamos a tope de trabajo, y hablando con Laia se ofreció a ayudarme, como amiga, unos días, ya que ella había estudiado conmigo. Pues Laia ahora es nuestra patronista y lleva 3 años con nosotras. Ahora somos las super nenas. 

Luego llegó el cambio de local, conocer gente maravillosa del sector, la Bridal… si os apetece, en otro post os cuento más!

Hemos hecho un pequeño recorrido de un gran camino. He hecho realidad un sueño. Cuando de pequeña me imaginaba en una mesa dibujando para una novia y le hacía ese vestido realidad, nunca pensé que se cumpliera. Con esfuerzo, trabajo y pasión vamos dando pasito a pasito.

Y la verdad, es que no podría tener mejor equipo para llevar adelante la marca. Y para mí, eso es la base de todo. Sin ellas esto no sería posible ¡gracias chicas!

Gracias a mis papis, que siempre han sido un apoyo incondicional y a mi pareja, que ha sido mi estabilidad emocional.

Y por supuesto, gracias a todas las que confiáis en mí y en mi equipo, porque gracias a vosotras este sueño se ha hecho realidad.


Mireia.



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